Seguimos vivos! Y felices!
Llegamos a Yangón despues de 7 días cruzando el país de norte a sur. Pasamos por la capital, Ney Pyi Taw, que no tiene absolutamente nada que ver con el resto del país. El gobierno Birmano se trasladó a esta ciudad ya que está más a salvo de posibles ataques por el sur del país, y sinceramente, es muchísimo más tranquila y moderna que Yangón, donde se encontraban anteriormente.
La capital se encuentra en plena construcción. Enormes y lujosos hoteles, casinos y centros comerciales que me recuerdan (salvando las distancias) a Dubai. También mucha policía debido a que el presidente Estadounidense se encontraba allí en ese momento.
Y que contar de Yangón…un caos de ciudad plagada de vida. Bastante decadente y sucia, se aprecia la auténtica vida Birmana. Estuvimos 4 días en los que aprovechamos para sacar la visa Tailandesa, pasear por la ciudad y ver los templos más importantes, aunque he de decir que estamos bastante cansados de templos budistas. Una vez que has visto 200, los has visto todos 😉
Yangón fue nuestra última parada antes de salir del país y volver a Tailandia, pero no fue naaaada fácil.
Quisimos salir por una frontera algo más al sur de Myawady que es la más conocida y transitada, ya que nos dejaba a escasos 300 km de Bangkok, nuestra siguiente meta. Pero calculamos mal, bastante mal.
A veces Google maps puede ser tu mejor aliado. Otras ponerte en peligro.
Decidimos seguir la ruta que nos marcaba la aplicación hasta la frontera, y pese a que los caminos eran preciosos y casi virgenes, a veces la arena y el mal estado de la carretera hacían muy dificil avanzar.
Pedaleamos dos días cruzando aldeas y pueblitos cada vez más pequeños y auténticos hasta que en uno de ellos nos dijeron que era la primera vez que veían a un extranjero por allí, y que por cierto…íbamos por el camino equivocado. Más tarde entendimos por qué.
Un amable aldeano nos condujo de nuevo a la carretera principal (un camino de tierra) y lo seguimos hasta llegar a un control militar. Estos fliparon al vernos.
Nos cortaron el paso y nos dijeron que no podían dejarnos llegar a la frontera ya que era exclusiva para Tailandeses y Birmanos. Nos preguntaron como demonios habíamos cruzado los 2 controles militares anteriores, y la única respuesta que supimos darles fue “es que nosotros seguíamos a Google Maps”. La visa se nos acababa en 2 días y nos era imposible pedalear los 350 km hasta la frontera de Myawady, pero ellos insistían en que dieramos la vuelta, no era su problema.
Nos pasamos discutiendo (practicamente insultándonos) unos 20 minutos hasta que les convencimos para que parasen un camión, metimos las bicis dentro y empezamos nuestra cuenta atrás hacia Myawady. En menos de 48 horas encadenamos varios kilómetros pedaleados por estrechas sendas de tierra, 1 autobús y 3 camiones para poder cruzar la frontera a tiempo.
Tuvimos que hacer noche en un pueblecito a 60 kilómetros de la frontera ya que la carretera que conduce a Myawady es tan estrecha y peligrosa que solamente habilitan el tráfico en un sentido cada día. Afortunadamente, el día en que se nos acababa la visa tocaba ir hacia la frontera.
La verdad es que lo pasamos bien y nos subió bastante la adrenalina toda la aventura, pero la siguiente vez demandamos a Google 🙂